¿Qué es la Hipnoterapia?
La terapia psicológica y la asesoría psicológica (a veces denominada «terapia verbal») es el tratamiento de los trastornos emocionales y psicológicos, los hábitos no deseados y los sentimientos y emociones que no ayudan a la persona, utilizando solo técnicas psicológicas. El objetivo de todas esas terapias es ayudar a las personas a encontrar alternativas significativas a sus actuales formas insatisfactorias de pensar, sentir o comportarse. La terapia también tiende a ayudar a los clientes a aceptarse más a sí mismos y a los demás y puede ser más útil para promover el desarrollo personal y desbloquear el potencial interno.
Existen muchas formas de terapia psicológica, pero la hipnoterapia es distintiva porque trata de abordar la mente subconsciente del cliente. En la práctica, el Hipnoterapeuta a menudo (pero no exclusivamente) requiere que el cliente esté en un estado relajado, con frecuencia alista el poder de la imaginación del cliente y puede utilizar una amplia gama de técnicas de narración de historias, metáforas o simbolismos ( ajustados al cliente individual) al uso de sugerencias directas para un cambio beneficioso. Las técnicas analíticas también pueden emplearse en un intento de descubrir problemas que se consideran del pasado del cliente o la terapia puede concentrarse más en la vida actual del cliente y los problemas que tiene ahora. En general, se considera útil si el cliente está personalmente motivado para lograr cambios (en lugar de depender únicamente de los esfuerzos del terapeuta), aunque la creencia en la posibilidad de un cambio beneficioso puede ser un punto de partida suficiente.
Independientemente de las técnicas empleadas, quizás lo más importante es que el cliente debe esperar sentirse cómodo y a gusto con su terapeuta. Esto es de particular importancia en la hipnoterapia, en la cual el valor del tratamiento se mejora mucho cuando hay confianza en el profesional.
A diferencia de muchas otras terapias psicológicas, la hipnoterapia generalmente se considera un enfoque a corto plazo en el que el cambio beneficioso debería hacerse evidente en relativamente pocas sesiones.
(Nota: en la práctica, la mayoría de los hipnoterapeutas combinamos los procedimientos hipnóticos con otras técnicas terapéuticas y de asesoramiento apropiadas. Si hubiera alguna duda sobre la combinación de técnicas utilizadas en casos individuales, se debe pedir al terapeuta directamente una explicación adicional de su metodología preferida. )
¿Quién puede ser hipnotizado?
La respuesta a esta pregunta es, sin duda, «prácticamente todos». Sin embargo, esta afirmación debe calificarse por la observación de que algunos son más fácilmente hipnotizables que otros y que también dependerá de la voluntad de uno para ser hipnotizado en ese momento. Esta buena voluntad dependerá de una serie de factores, entre los cuales se contará la fuerza de la necesidad particular de la persona y su confianza en el terapeuta en cuestión. Un corolario a esta pregunta es «¿Qué nivel de trance se requiere para lograr un resultado beneficioso?» Aunque sigue habiendo cierto desacuerdo sobre la respuesta, la mayoría de los investigadores coinciden en que el nivel (o profundidad) real de trance experimentado no se relaciona con el resultados beneficiosos que se pueden obtener. En la práctica, esto significa que incluso cuando una persona siente que no ha sido hipnotizada, dado el tiempo necesario (y este es un factor muy importante), el resultado deseado de la terapia puede materializarse. Esta cuestión de tiempo es especialmente importante en nuestra sociedad actual, que, en muchos aspectos, ha sido obligada a creer que la satisfacción de cada deseo debe ser instantánea. La hipnoterapia es extraordinariamente efectiva, pero no es mágica. Sin embargo, si los ingredientes correctos están presentes, si es el momento adecuado y si se hace con un profesional adecuado con el que el cliente esté dispuesto a trabajar, entonces se pueden lograr todos sus objetivos ( que sean realistas).
¿Quién puede beneficiarse de la hipnoterapia?
Una vez más, la respuesta a esta pregunta es «prácticamente todos». Dado que la hipnoterapia se puede utilizar para acceder al potencial interno de una persona y que probablemente nadie vive su potencial real, entonces esta respuesta es literalmente cierta. Sin embargo, la hipnoterapia no solo aborda el potencial de las personas, sino también los recursos internos para lograr un cambio beneficioso. En este sentido, es la capacidad de curación innata de nuestro propio cuerpo que puede ser estimulada por la hipnoterapia. En consecuencia, la lista de problemas que pueden ser susceptibles de hipnoterapia es demasiado larga y variada para catalogar, pero ciertamente incluye: estrés, ansiedad, pánico, fobias, hábitos no deseados y adicciones (por ejemplo, fumar, comer en exceso, alcoholismo), patrones de sueño interrumpidos, falta de confianza en uno mismo y baja autoestima, miedo a los exámenes y hablar en público, alergias y trastornos de la piel, migraña y síndrome del intestino irritable (SII). Además, ha demostrado ser valiosa dentro de la cirugía, donde los anestésicos normales no han sido prácticos, en la esfera más amplia del tratamiento del dolor y en las áreas de mejora del rendimiento deportivo y artístico. Como complemento de otras técnicas de asesoramiento, también puede ayudar a resolver las dificultades de relaciones personales y ser útil dentro de las estrategias de manejo de la ira, rabia o enfado.
Si bien existen muchas otras áreas del bienestar humano en las que la hipnoterapia puede brindar alivio, hay casos en los que puede estar contraindicada. Estos podrían incluir algunas manifestaciones de enfermedad depresiva, epilepsia, psicosis (por ejemplo, esquizofrenia) y algunos problemas respiratorios.
Dudas comunes
A las personas a veces les preocupa pensar que «pueden perder el control» durante la hipnosis. Sin embargo, el consenso general indica que, independientemente de cuán profundamente puedan llegar las personas en la hipnosis y por pasivas que parezcan ser, en realidad permanecen en control total de la situación. Pueden hablar si lo desean (o no, según sea el caso) y pueden ponerse de pie y salir de la habitación en cualquier momento. Tampoco se puede obligar a una persona hipnotizada a hacer nada en contra de su juicio ético o moral habitual o creencia religiosa.